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El balance de los 10 años de Chile en la OCDE: Lo que se avanzó y los desafíos post pandemia

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Diversos actores valoran el ingreso del país al exclusivo grupo y plantean el rol que tendrá el organismo para guiar a Chile y al resto de los países ante el demandante escenario causado por el covid-19

El ingreso al organismo “es como tener para siempre un cupo para el Mundial de fútbol, entre los grandes equipos. Chile puede jugar de igual a igual con los grandes porque nos hemos preparado”.

De esta manera el entonces ministro de Hacienda, Andrés Velasco, celebraba el 15 de diciembre de 2009, la aprobación del ingreso formal del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), bloque que componen actualmente un selecto grupo de 37 países.

Precisamente esta semana en la que se cumplieron exactamente 10 años de su ingreso oficial (7 de mayo de 2010), los ministros de Relaciones Exteriores y de Hacienda, Teodoro Ribera e Ignacio Briones, respectivamente, exponían en una columna en El Mercurio, sobre la importante que ha sido para el país haber integrado el organismo, establecido oficialmente en 1961.

“A 10 años de nuestro ingreso, no cabe duda de que el balance ha sido positivo. Con el objetivo de avanzar hacia las mejores prácticas internacionales, Chile ha realizado importantes reformas estructurales. A modo de ejemplo se puede mencionar el fortalecimiento de la institucionalidad ambiental del país, creando el Ministerio del Medio Ambiente, el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente. La OCDE ha destacado las sólidas políticas macroeconómicas, financieras y estructurales de nuestro país”, destacaron ambos secretarios de Estado.

El ex economista jefe del organismo, Klaus Schmidt-Hebbel, expone a este medio tres razones por las cuales ha sido conveniente para Chile haber ingresado al grupo. La primera, tiene que ver con le ha permitido al país “incorporar las mejores prácticas de los países desarrollados en instituciones, en leyes, y en regulaciones especialmente en lo económico, en lo social, en lo ambiental, en políticas sectoriales de educación, en salud, etc”.

Otras de las razones que valora es ha servido para “aprender de los mejores estándares en cuanto a la evidencia y en cuanto a la investigación recogida por la OCDE, que es comparativa entre los países miembros, hacer las cosas mejor, hacer mejor las políticas y ejecutarlas mejor”, y una tercera razón, sostiene, tiene que ver con la posibilidad de solicitarle al organismo un diagnóstico y “asesorías específicas que los gobiernos de turno piden”, en diversos temas, como políticas de salud, de educación y medioambientales, entre otras.

En esa línea, el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez, añade que “la pertenencia a la OCDE hace que sea un motor de cambios regulatorios importante”.

“La OCDE ha contribuido que tengamos una mejor institucionalidad ambiental, mejores normas anticorrupción, ha instruido que tengamos un mejor sistema tributario -a propósito del aumento de la transparencia entre países y la eliminación de los países fiscales-, la política de libre competencia, todo eso han sido aspectos que hacen sana una economía de mercado… todos estos aspectos ha hecho que Chile tenga mejores políticas públicas y eso es algo importante que el país no pierda, desde el punto de vista de seriedad de sus decisiones”, dice.

 

El organismo post pandemia y su rol sobre el debate en Chile

El actual embajador de Chile ante la OCDE, Felipe Morandé, sostuvo a Emol que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico está destinada a jugar un rol fundamental en dos dimensiones en medio de esta crisis económica global, producto del coronavirus.

“Primero, en el debate de propuestas para recomponer la economía mundial y para que ésta vuelva a crecer sustentablemente sin dejar a los más vulnerables atrás; y segundo, en la promoción de una globalización que combine adecuadamente eficiencia económica con resiliencia a fenómenos como el generado por el covid-19”, indica.

Y agrega que “Chile es y seguirá siendo una economía integrada al mundo porque no tiene otra opción de desarrollo, por lo que la forma en que se dibuje el comercio internacional, los flujos de inversión y las estructuras tributarias después de la pandemia le es totalmente pertinente. En este sentido, Chile debe seguir impulsando al interior de la OCDE – y también de la OMC y otros foros – una economía mundial globalizada y un enfoque multilateral de colaboración internacional”.

El subsecretario Yáñez complementa que “hacia el futuro con la discusión constitucional, con cualquier cambio regulatorio, es importante que las decisiones se| tomen con base a evidencia, y en esa evidencia es importante el rol que juega la OCDE en acompañar esas discusiones para evitar tentaciones de caminos más cortos y retroceder en lo que han sido avances importantes en tener mejor institución”.

De cara a los desafíos para esta década, el ex titular de la Direcon sostiene que “nosotros somos un país de ingreso medio y por tanto estamos definiendo en esta década si vamos a pasar al desarrollo o no”.

“Nosotros creemos que la OCDE puede ser un vector importante de mejores políticas, a propósito de lo que hoy se está discutiendo, de ser un desarrollo más sustentable, mayor equidad, y economía competitiva, nosotros necesitamos que el país sea competitivo, en un entorno mundial que va a ser tremendamente desafiante y para post pandemia la OCDE puede jugar un rol muy importante”, concluye Yáñez.

 

Vía: Radio Santiago