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[Opinión] Cuidado con las promesas – Manuel Lobos Infante

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Una olla a presión llena de abusos, corrupción, injusticia, malestar social creciente donde era evidente el estallido social. Chile por fin despertó de la mano de una generación que no le tiene miedo a nada y que le da lo mismo destruir los bienes públicos que ellos mismos utilizan. La crisis no podía seguir profundizándose, lo más importante era la seguridad. La solución de primera era la represión de la mano de los militares y los carabineros y declarar frente a todo el país, que estamos en guerra.

Después de 5 días se agradeció el tono conciliador y la humanización de Sebastián Piñera, pedir perdón no es fácil, lo engrandece, pero eso no basta.

En gran medida el paquete anunciado, que más se parece a las promesas de campaña presidencial, no fue mal recibido por los mismos de siempre, era un respiro ante tanta presión y un respiro nunca está de más.

El gran detalle es que todas estas promesas que descomprimen en su mayoría dependen en parte de él y particularmente del poder legislativo, donde sabemos no tiene mayoría y más aún, es su propio sector el que históricamente se ha negado a legislar cualquier idea que amenace sus privilegios, es cuestión de revisar todos los proyectos de ley que hace años duermen en el Congreso.

El anuncio del presidente no tiene mucho de novedoso, pero si tiene de atractivo. Las “mesas de trabajo” son un clásico de todas las crisis que terminan en prácticamente nada, a lo más una ley que al término de su trámite pierde toda la sustancia inicial, una ley totalmente cocinada en el Congreso.

Lo atractivo, es que todos los días y para todo Chile anuncia el envío de uno y otro proyecto de ley que ha permitido al menos para un sector de la población descomprimir la efervescencia social.

Pero los ciudadanos no somos tontos. Ya perdimos la paciencia y lo hemos venido demostrando seis días seguidos reuniéndonos y protestando pacíficamente demostrando madurez y respeto por la institucionalidad.

Chile hoy es un país más maduro al cual le destruyeron su tejido social hace muchos años, curiosamente a punta de estados de sitio y toque de queda. Sin embargo, aún quedamos ciudadanos jóvenes y adultos qué venimos demostrado a lo largo del país con los brazos en alto que se puede manifestar de manera pacífica, le refregamos en la cara a la autoridad que no nos gusta el Chile que han construido los poderosos a espalda nuestra y que queremos construir un nuevo Chile juntos, donde no sigamos siendo abusados ni maltratados.

Y seguimos marchando con justa razón, porque hoy por hoy no le creemos a nadie. Sin una cabeza visible, sino que de manera espontánea y de la mano de la tecnología hemos protagonizado las más impresionantes marchas y manifestaciones pacíficas de los últimos años. No reconocemos un liderazgo, porque hasta ahora todos los que quieren liderarnos están salpicados con gotas de corrupción, irresponsabilidad y oportunismo.

Nuestras marchas y manifestaciones son espontaneas, y buscan un solo objetivo: No más abusos, No más desigualdad y No más indolencia. Luchamos por más Democracia, más dignidad y dialogo que son la expresión viva y rica de una ciudadanía empoderada que sabe lo que quiere.

Sabemos que las promesas del presidente no dependen de su buena voluntad sino de los votos de la oposición y de la derecha en el Congreso, lo mismo de siempre. Pero esta vez no nos volverán a engañar. Para evitar que esto se diluya en el tiempo y nuevamente quede en nada debemos exigir un plazo perentorio para que este paquete de medidas se concrete y conviertan en ley. Es hora de firmar un compromiso nacional y ético entre el Ejecutivo, el Legislativo, los partidos políticos y los ciudadanos que vigilaremos que esas promesas sean realidad en el más breve plazo.

No debiéramos quedaremos sentados esperando, estaremos cautelosos, Chile no resiste más sin esos cambios.

Pero eso no es todo. En lo venidero debemos exigir en el mediano plazo un cambio estructural que involucre a la Constitución y por cierto al insensible modelo económico, porque la calidad de vida de la clase media no puede seguir cayendo cada día más, y para que las clases más necesitadas no sigan perdiendo cada día más la dignidad.

No soy economista, pero por ahí he escuchado y me convencí que es necesario promover una economía para la clase media que reemplace el actual modelo del chorreo. Necesitamos una clase media prospera como en los países desarrollados, la clase media somos la promesa de crecimiento y prosperidad de la economía.

Sabemos que vivimos un gran momento. No es un terremoto ni otro fenómeno natural el que nos une. Estamos en medio de una crisis política y social y las medidas para superarla deben ser certeras, responsables, y lamentablemente dependemos de las instituciones más cuestionados en Chile para que sean ley. Esa clase por años no ha dado el ancho y hoy tienen en sus manos ofrecer una salida al estallido social. Esa misma clase política hoy por hoy no ofrece ningún liderazgo para el futuro, nadie de los proclamados precandidatos resulta confiable y ninguno tiene la estatura de estadista para dirigir el país a partir de 2021. Por lo mismo seguiremos con nuestras manifestaciones pacíficas contando los días y sigilosos para que cada promesa se cumpla en el corto plazo. Porque estamos seguros que entre todos quienes honesta y responsablemente promovemos un Chile libre, democrático e inclusivo surgirá tarde o temprano un nuevo liderazgo.

 

Manuel Lobos Infante – Director Ejecutivo Fundación BalmacedaPresidente Red Liberal Chile – Vicepresidente Partido Ciudadanos