Comisión de Constitución acordó -con apoyo de los diputados oficialistas y opositores- fusionar todas las iniciativas que buscan modificar el rol del organismo y que se han ingresado a esa corporación. Objetivo es iniciar debate en marzo.
Pedir la autorización de la sala para fusionar todos los proyectos que han ingresado a la Cámara para reformar el Tribunal Constitucional (TC). Ese fue el acuerdo al que llegó a principios de enero la Comisión de Constitución de esa corporación, con el objetivo de unificar todos los esfuerzos que, desde distintos sectores, se han hecho para modificar las atribuciones del tribunal y dar inicio, de esa forma, al debate cuando se retome el trabajo legislativo en marzo.
“Lo que acordamos fue pedirle a la sala autorización para refundir todos los proyectos en materia de TC, tanto respecto de su composición como de sus atribuciones y su funcionamiento”, explica el futuro presidente de la Comisión, Matías Walker (DC). Y agrega: “La idea es que eso pueda priorizarse en la discusión en marzo y que el gobierno fije una postura”.
La decisión de los diputados se dio luego que en la Comisión de Constitución del Senado se fraguara un acuerdo entre los parlamentarios de oposición y el ministro de Justicia, Hernán Larraín: si ellos aprobaban el nombramiento de los ministros suplentes del TC -vacantes desde mayo de 2016-, el gobierno se comprometía a priorizar una reforma al organismo durante 2019. Tanto la instancia como la sala de la Cámara Alta ratificaron los nombres propuestos por el Ejecutivo en esa oportunidad.
“Antes de la votación llegamos a un acuerdo con el ministro. Consistió en que para los efectos de votar positivamente el nombramiento debía haber un compromiso de que trabajáramos una reforma al TC, a lo que él se comprometió”, afirma el presidente de la comisión Francisco Huenchumilla (DC).
La presión de los senadores se dio porque si bien la reforma al organismo está contemplada en el programa de gobierno del Presidente Piñera, hasta ahora no ha sido priorizada por el Ejecutivo.
De hecho, pese a ese acuerdo, en una reunión entre el ministro Larraín y los diputados de la Comisión de Constitución de la Cámara -realizada en el Ministerio de Justicia el 14 de enero- llamó la atención de los parlamentarios la ausencia de una reforma al TC en una minuta entregada por el secretario de Estado, escrito en el que se detallaban las prioridades de su cartera para el nuevo periodo legislativo.
En ese contexto, en la cita -dicen presentes- los diputados de oposición le advirtieron a Larraín que esa sí era una de las prioridades del sector y que ellos, desde la instancia, iban a impulsar ese debate. “Pese a que no estaba dentro de las prioridades de ellos reformar el TC, nosotros le planteamos la urgencia y él quedó de analizarlo para enviar un proyecto al Parlamento”, asegura el actual presidente de la instancia, Hugo Gutiérrez (PC).
Pero más allá de lo que haga el gobierno, la ofensiva de los diputados busca acelerar el debate para que, en el corto plazo, se pueda materializar una reforma al organismo, sobre todo en momentos en que comenzará a regir la nueva ley del Sernac, cuyas atribuciones -acusan- fueron “cercenadas” en su paso por el TC.
“Hay un cuestionamiento al rol del TC como tercera cámara política, lo que se aleja de cualquier estándar democrático. Y, en ese sentido, más que ser comentaristas de los fallos, lo que tenemos que hacer es legislar”, advierte Walker.
Desde el oficialismo, el diputado Luciano Cruz-Coke (Evópoli), quien también integra la instancia, asegura que “hay convencimiento, desde moros a cristianos, de que el TC es una institución muy necesaria, pero que requiere reformas”.
Los proyectos
De los más de 10 proyectos de cambio al TC que hoy se encuentran en trámite en la Cámara, la mayoría han sido presentados por la oposición. Plantean, principalmente, terminar con el control preventivo que el organismo hace de las leyes previo a su promulgación. Además, proponen establecer nuevos requisitos de integración para evitar el denominado “cuoteo político”.
Así, el objetivo de los diputados es que las distintas iniciativas puedan servir de insumo para el debate y sean consideradas por el gobierno en caso de que finalmente envíe una reforma al Congreso. “Si hay buenos acuerdos, pueden transformarse en importantes insumos para el debate cuando el gobierno ingrese el mensaje”, sostiene Cruz-Coke.
Por otro lado, los parlamentarios esperan que la Cámara no quede al margen de la discusión en caso de que el Ejecutivo opte por priorizar un acuerdo en la materia en el Senado, a propósito de la aprobación de los ministros suplentes. “Un cambio para corregir las debilidades del TC es una necesidad de primer orden, y espero que el gobierno lo aborde en un diálogo simultáneo con ambas cámaras. Sería un grave error que se abriera un debate solo con el Senado”, dice el también miembro de la instancia, Leonardo Soto (PS).
Para el diputado Gutiérrez, una reforma al TC pasa, necesariamente, por un acuerdo político transversal. “Si no hay un acuerdo político, este proyecto no avanza”, afirma.
Fuente: La Tercera