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Energía Macron

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LE TOUQUET-PARIS-PLAGE FRANCE - JUNE 18 French President Emmanuel Macron waves from his car as he leaves the polling station in the town hall after casting his vote in the second round of the French legislative elections on June 18 2017 in Le Touquet-Paris-Plage France The French should give an overwhelming majority to President Emmanuel Macron on Sunday during the second round of legislative elections Photo by Chesnot Getty Images

Mientras el Reino Unido se repliega sobre la mitad de su pueblo y asume su depresión, provocada por una quebradiza verbena popular, emerge de entre las sombras de Europa, proyectadas desde los extremos, la figura de Macron. Le basta arquear las cejas para forzar dimisiones en su gabinete. Ni una llamada ni una sutil amenaza o conminatoria insinuación. Macron posee auctoritas y no precisa de una mirada torva. Su discurso tiene un potencial revitalizante para un país y un continente huérfano de ideas, dirección y proyecto. Hablamos de Macron demasiado bien demasiado pronto. Cierto. Nos urgía un Macron, tanto como situar la bandera de Francia junto con la de Alemania: «Una sola voz».

Con la entereza, contumacia e integridad de Merkel no era suficiente. Alemania sola no es la solución. También porque el iliberalismo impenitente levanta sobre la propaganda antialemana diques de obstrucción de la prosperidad. Ha regresado Francia sin la rémora de lo genuinamente francés. Macron ofrece el diagnóstico y anticipa el rumbo. «Europa no es un supermercado», no se puede permitir que las clases medias duden y debe recuperar el círculo virtuoso que combina libre mercado y progreso social, asegura. No encalla en los derechos sociales o en la extenuante obligación provisora del Estado, cuyo cometido es reducir la incertidumbre, no satisfacer todas las demandas y resignarse a la quiebra.

El corazón del mundo se encuentra en Asia, Pacífico y Oriente Próximo. Lo explica el profesor Frankopan. Siempre ha sido así, dice, aunque los occidentales nunca hayamos querido verlo. En torno a la ruta de la seda gira el compás político y comercial. Macron es un antídoto contra el complejo, el temor y la retirada. Hoy se reúne la nueva Asamblea y comienza su reinado. Los líderes con su perfil sufren más dentro que fuera. Considera inaplazables las reformas, sus palabras no son halagos gratuitos, se dirige de tú a Putin y le muestra la grandeur. El brío de Macron suministra energía a la Unión. Todos ansiamos uno propio.

Por Javier Redondo