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¿Se puede estar a favor de las Becas y en contra de la gratuidad?

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¿Se puede estar en contra de la política de la gratuidad universitaria de pregrado y al mismo tiempo haber estudiado gratis un postgrado? Sí, se puede. No hay, como algunos piensan, una necesaria inconsistencia.

En primer lugar, porque la gratuidad que impulsa el gobierno de Bachelet depende de la idea de educación terciaria como derecho social. En cambio, las becas que otorga el estado u otras instituciones -a través de las cuales se suelen financiar magísteres y doctorados- no se adjudican en esa calidad. Así lo intuyó correctamente el movimiento estudiantil, que le señaló al entonces gobierno de Piñera que no andaban buscando becas en tanto beneficios individualizados sino un cambio de paradigma en la forma de entender -y financiar- la educación superior.

Esta puede ser una discusión semántica. En la práctica, estudiar con una beca es estudiar gratis. He aquí donde corresponde introducir una diferencia entre la lógica que subyace al financiamiento de carreras profesionales, por una parte, y la llamada formación de capital humano avanzado, por la otra. Esa diferencia está en el retorno esperado. Lo que hace el estado de Chile cuando se mete la mano al bolsillo para financiar programas de postgrado en las mejores universidades del mundo -especialmente cuando se trata de doctorados- es invertir en musculatura académica, imprescindible en términos de investigación científica y contribución intelectual, al menos si se quiere competir en las grandes ligas del conocimiento. Financiar la educación de pregrado también es una inversión social, pero su dimensión de beneficio personal es comparativamente más significativa.

Magísteres y doctorados financiados a través de becas también generan beneficio personal. Pero las condiciones de dichas becas entregan ciertas pistas sobre lo que se espera de sus beneficiarios: que regresen al país y pongan al servicio de la comunidad lo que aprendieron. En cambio, no existen obligaciones de retribución semejantes en el caso de la gratuidad como derecho social.

Aun así, queda para algunos la sensación de una disparidad de criterios. Quizás por esto el precandidato Felipe Kast propuso que los beneficiarios de Becas Chile tengan además la obligación de pagar parte del financiamiento recibido. Kast cree que la gratuidad universitaria es injusta considerando las prioridades y urgencias de un país como el nuestro. La derecha, en general, sostiene que el sistema más justo es uno de créditos contingentes al ingreso. Su idea puede ser criticada en tanto “nivela hacia abajo”, pero al menos es un esfuerzo por mitigar esa sensación de inconsistencia.

Por Cristobal Bellolio

Fuente: https://politicaparaprincipiantes.com/