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Conservador, Chile ve guiada progresista con gobierno de centro derecha

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En las próximas semanas, el Congreso de Chile debatirá un proyecto de ley de eutanasia que acaba de ser aprobado en la primera instancia de una comisión parlamentaria.

El texto incluye, además de la eutanasia, la liberación del suicidio asistido y la vía libre para que jóvenes entre 14 y 18 años tengan derecho a esa opción, siempre que con el consentimiento de los padres.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, de centro derecha, está a favor de la legislación.

«Debemos facilitar la muerte digna. Hay mucha gente conectada a máquinas, viviendo artificialmente y con dolor, sin oportunidad de recuperarse. No se puede negar a una persona lo esencial, me parece razonable respetar su deseo de morir bien «, dijo.

Piñera es un liberal en relación a costumbres, aunque se posicione contra el aborto. La mayoría de las leyes de derechos civiles aprobadas ahora se sugirió en la gestión anterior, de Michelle Bachelet (2014-2018), de centroizquierda, pero el actual presidente no ha vetado ninguna, pues refuerza que es un «legalista ante todo».

«El hecho de que Piñera sea de centro derecha no interrumpió procesos, porque son una demanda latente de la sociedad, como el caso de los juicios sobre crímenes de la dictadura militar (1973-1990)», dice a Folha el juez Mario Carroza, encargado de abusos derechos humanos en el período.

«La mayoría está siendo llevada adelante sin que jamás se intrometía o dijese algo que pudiera intimidar las investigaciones.»

Hoy existe sólo una ley que permite que pacientes terminales rechazan tratamiento si se les informa de que los procedimientos sólo prolongar la vida de modo artificial. Pero pedir el cierre de las máquinas o una inyección letal está prohibido.

Aunque faltan algunas etapas parlamentarias, la propuesta es bien recibida por políticos progresistas y médicos.

Una investigación reciente del instituto Cadem indica que siete de cada diez chilenos aprueban una ley que garantice la eutanasia a quien así decida.

La propuesta, presentada por el diputado Vlado Mirosevic, del Partido Liberal, consiste en permitir la eutanasia a partir de tres requisitos: tener una enfermedad terminal, presentar sufrimiento físico intolerable y que, a su vez, esté causando también un gran sufrimiento psicológico.

No sería necesaria la autorización de familiares, pero habría que comprobar que el paciente tiene plena conciencia de la decisión y haber abierto la posibilidad de cambiar de opinión hasta el último momento.

«Sólo la persona tiene la dimensión real del mal que padece, pero ella necesita ser bien informada sobre las posibilidades de supervivencia y qué tipo de vida llevaría si decida prolongar su existencia artificialmente», dice la doctora Diana Aurenque, especialista en bioética de la Universidad de Santiago.

Otra defensora del proyecto fue la directora del Centro del Dolor de Santiago, Alejandra Rodríguez, quien dice que el sufrimiento físico «va sacando de la persona el protagonismo de su propia vida, y eso lleva al deterioro del resto del organismo».

El avance de la propuesta en el Congreso es una de las transformaciones que vienen ocurriendo silenciosamente en Chile, contrastando con la imagen de país conservador en las costumbres y extremadamente católico -herencia del pasado colonial y del período dictatorial.

Por ejemplo, la adopción de niños por homosexuales casados ​​por medio de una unión civil (el matrimonio no es legalizado, sino que se permite sobre la base de precedentes jurídicos) y la ley del aborto, que estaba completamente prohibida y ahora es posible en tres circunstancias: riesgo de muerte de la madre, inviabilidad fetal y violación.

En la misma ola, la Iglesia Católica viene perdiendo influencia debido a los sucesivos casos de sacerdotes acusados ​​de pedofilia.

«Los extranjeros siempre tuvieron una visión falsa de Chile, que se incrementó por cuenta de la dictadura y del modo lento como optamos salir del régimen Pinochet», afirma la socióloga Teresa Valdés.

«Somos una sociedad cada vez más laica y progresista, y eso viene siendo potenciado por una juventud que abrazó las causas del feminismo, de los derechos humanos y la defensa de las minorías.

La apertura a la inmigración, en la gestión Bachelet, también incrementó ese movimiento. Hoy Chile es uno de los principales destinos de haitianos que vienen a América del Sur y el segundo país que más recibe venezolanos después de Colombia.

Para Valdés, parte de ese estereotipo de sociedad «atrasada en las costumbres» está relacionado al hecho de que el divorcio fue aprobado sólo en 2004.

«Pero eso es lo que está en el papel. La sociedad se mueve mucho más rápidamente. La gente no dejaba de separarse porque no había la ley del divorcio. Y, con relación a la Iglesia Católica, estamos cada vez más distanciados, algo que se agudizó con el escándalo Karadima y los que vinieron en la secuencia «, dijo.

La referencia es al ex padre Fernando Karadima, acusado de pedofilia en 2004 y dimitido de la función clerical por el papa Francisco en 2018.

Según el Pew Research Center, Chile es el tercer país con más ateos y agnósticos en América Latina, detrás de Uruguay y República Dominicana.

Pero opositores al proyecto de ley de eutanasia prometen dificultar la aprobación en el Congreso. El diputado de la Unión Demócrata Independiente (UDI, derecha) Jaime Bellolio dice que el texto primero se presentó como «limitado a cuestiones muy específicas».

«A poco están abriendo demasiado las compuertas. De la manera que están proponiendo, sería la ley más abierta del mundo.

Para Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, la propuesta muestra «falta de solidaridad con los enfermos».

Fuente: Noticias RTV