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El liberalismo verde, una ideología que se transforma

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¿El liberalismo debe acotar al Estado o a los poderes fácticos? ¿Es una obligación liberal amar al país propio o a las instituciones democráticas? ¿Son los derechos del hombre una expresión masculina o universal? ¿Desde qué valores, si no los religiosos, pueden las democracias sancionar conductas?

El liberalismo llamado verde tiene al planeta como el valor más importante, la ideología propugna preservar al planeta para que se mantenga de la forma más parecida posible de cara a las generaciones futuras. Intentan minimizar el daño causado por los humanos  en las distintas localidades, regiones y en el mundo, y contribuir en la regeneración de las zonas dañadas por la mano del hombre.

La relación entre el libre mercado y el medio ambiente siempre ha sido complicada, pero no por las razones que habitualmente se creen.

El Estado, en su alianza con las empresas y su necesidad de crear conformismo en la población, permite la corrupción en el sistema de consumo. Primero a través de las alianzas con empresas que actúan excediendo las limitaciones de su propiedad, por ejemplo contaminando ríos, tierra o aire que claramente no son de su pertenencia. Pero no nos confundamos, aunque las empresas también son culpables, el principal culpable siempre será el aparato Estatal. Aquel famoso mito de que el Estado perdió el poder frente a las grandes empresas y por eso las deja actuar como prefieran solo sirve para legitimar al Estado en su posición de cómplice, en vez de inculparlo. ¿Cómo es posible sino, que se consideren en capacidad de expropiar empresas a su gusto, pero no de limitar la acción de estas a su propiedad? No hay que confundirse, el Estado puede minimizar la contaminación a gran escala producida por las industrias, y al mismo tiempo mantener el desarrollo del país. Claro que para eso último es necesario crear condiciones favorables de inversión, como estabilidad financiera y social, impuestos bajos y facilidad en la contratación de personal. Todo eso no existe en Argentina.

Los gobiernos futuros tienen la responsabilidad de tomar un rol fundamental en hacer esto posible y lograr así prácticas de desarrollo que tomen conciencia del tema ambiental y favorezcan ambientes sustentables, reconociendo los impactos negativos que traerán políticas de desarrollo que no tomen conciencia de la variable ambiental y social

Lo bueno del liberalismo es que en su teoría permite desarrollar un sistema completamente sustentable y racional. El liberalismo busca concientizar dentro del marco histórico actual sobre las limitaciones y extensiones de la propiedad, para que la gente respete los limites racionales de su accionar sobre el planeta.

El verdadero compromiso social con el ambiente, es la parte más sustantiva del proceso social, no se puede hablar de justicia social si no va acompañada de justicia ambiental. No sacamos nada con crear leyes eficientes y protocolos de trabajo, si no tomamos un compromiso serio y responsables como sociedad con conciencia y ética del hacer, que a pesar de las necesidades y de lo imperioso de la búsqueda del desarrollo, debemos proteger y no destruir. Por mucho que tengamos fiscalizadores, multas millonarias y las penas del infierno para las empresas y las personas que toman malas decisiones ambientales, de nada valen si no tomamos conciencia como sociedad de la importancia y del respeto que debemos tener por el ambiente.

Una gestión sana hacia el ambiente, es parte esencial del desarrollo sostenible que debemos buscar. Este es el único fundamento de base que toda sociedad con aspiraciones debe realizar. Esto solo se logra con respeto en si mismo y conscientes que el crecimiento puede y debe ir de la mano de la defensa de los recursos naturales, controlando la pérdida de la biodiversidad y contrarrestando el uso ilimitado de fuentes de crecimiento contaminantes.

Lamentablemente, hoy en día, lo ambiental ha tenido un papel apenas marginal en la teoría del desarrollo, donde ha ocupado una posición subordinada respecto a la prioridad que se otorga al crecimiento económico. De este modo, lo ambiental se ha constituido en el convidado de piedra del desarrollo, un factor aludido y eludido al mismo tiempo.

Una gestión sana hacia el ambiente, es parte esencial del desarrollo sostenible que debemos buscar. Es por esto que el ambiente y el liberalismo están estrechamente ligados. Es por esto que el futuro de la humanidad se encuentra en la libertad y el respeto. La libertad funciona, incluso para proteger el medio ambiente.

Fuente: Ecoportal – Cristián Frers | Periodista y Técnico Superior en Gestión Ambiental.