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El complejo debut del Frente Amplio en el Congreso

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Pasaron de tres a 21 escaños y a ser, como Frente Amplio, una fuerza política influyente. Pero si bien han sabido cuadrarse en la mayoría de las votaciones, las tensiones internas y la débil labor legislativa han mermado su instalación.

La primera semana del Frente Amplio en el Congreso fue de fuertes tensiones. A cuatro días del inicio del año legislativo, las dos primeras votaciones fueron proyectos de resolución -donde la Cámara se refiere y toma una postura en conjunto sobre algún tema propuesto- que eran sensibles para el FA, como es la situación que se vive en Venezuela y Cuba. El primero planteaba instruir al Gobierno para que se manifestara a favor de una posible intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) a la administración de Nicolás Maduro en Venezuela y el segundo, una petición formal para que Cuba se disculpara por impedir el ingreso de Jaime Bellolio (UDI) y de Miguel Ángel Calisto (DC) a ese país.

«Estoy en contra. No tengo los argumentos y es una lata de argumento cuando hay una pelea ideológica», explicaba Raúl «Florcita Motuda» Alarcón (PH), la única intervención de la bancada frenteamplista en la votación por la OEA y que terminó con el rechazo de 15 diputados del bloque. Una posición más ambigua se vislumbró en la votación respecto a la situación de Bellolio y Calisto en Cuba: 10 diputados, incluidos ocho militantes de Revolución Democrática (RD), Félix González (PEV) y Gabriel Boric (MA), se abstuvieron. Era la primera de una serie de tensiones que se han extendido en la instalación del Frente Amplio en el Congreso.

El ritmo legislativo

«El Mercurio» hizo un conteo del trabajo que ha llevado a cabo el Frente Amplio en estos primeros nueve meses de período legislativo. En promedio, las mociones que han presentado como autores sus 20 diputados es de 17,6 (ver detalle de cada parlamentario en el gráfico). Los diputados que se mueven en ese promedio son Mirosevic (PL), Maite Orsini (RD), Jorge Brito (RD), Pablo Vidal (RD), Claudia Mix (Poder) y Félix González (PEV).

Existen diferencias notorias en el ritmo: Raúl «Florcita» Alarcón (PH), con siete mociones, está bastante alejado de las 30 de las que se ha hecho parte Natalia Castillo (RD). Lo que sí es transversal es que la gran mayoría de estos proyectos están estancados en su primer trámite. La única moción publicada es una modificación a la Ley 20.959, que versa sobre el derecho de autor de artistas y creadores audiovisuales. En este proyecto participó Alarcón (PH), en conjunto con parlamentarios de la UDI, la DC, Evópoli, RN y el PRO.

Hasta el momento, las mociones presentadas en conjunto llegan solo a nueve. De estas, hay dos que son de exclusiva autoría de Gael Yeomans (IL): una modificación al Código del Trabajo que registraría la infracción a los derechos fundamentales de los trabajadores y otro relativo a la prohibición de que el Estado adquiera bienes o servicios de personas sancionadas por prácticas antisindicales. Entre las iniciativas más relevantes -o los que desde la interna del Frente Amplio consideran como los proyectos emblemáticos- está la eliminación del fuero parlamentario; la modificación a las inhabilidades e incompatibilidades para ejercer cargos públicos; y la modificación a las acusaciones constitucionales e inhabilidades para postular a cargos de elección popular aplicables a figuras, como los fiscales. Todos estos proyectos son de lo que algunos llaman la «sub-bancada» de Revolución Democrática. Y si bien en el bloque hacen un buen balance del trabajo que realizaron en Valparaíso, lo cierto es que algunos sostienen en privado que, quizás, «las expectativas eran muy altas».

«Como en un equipo de fútbol, los jugadores para que jueguen bien deben conocerse. Este año fue pasar de jugar con 3 a 20 parlamentarios en la Cámara Baja (…) y a diferencia de otras coaliciones, nosotros justamente no las escondemos debajo de la mesa. Y en ese sentido, somos una coalición bastante sincera y honesta», dice Vlado Mirosevic.

Lo cierto es que el 2019, en el Frente Amplio explican que será un «año lleno de desafíos» y que dependerá de su organización y coordinación, terminar con los incendios internos y superar lo que en los pasillos del Congreso ya dicen: «ha sido un pobre debut».

Fuente: Economía y Negocios