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La cruzada más liberal de Vlado Mirosevic: “La pasta base se combate regulando todas las drogas”

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El diputado del Frente Amplio, Vlado Mirosevic, defiende su proyecto de despenalización de la marihuana que permitiría el autocultivo en días en que las cifras le podrían jugar en contra: los menores de 18 años en Chile son los que más consumen esa droga en la región según el Senda. «¿Alguien me podría explicar por qué en Holanda, donde está regulado, hay menos consumo que acá? Sería bueno que alguien lo explicara», dice el diputado del Partido Liberal.

¿Ha fumado marihuana?
Sí, dos o tres veces.

¿Y cómo fue su experiencia?
Es la única droga que he probado pero fue mala experiencia porque no me sentí bien, no me sentí cómodo. Tampoco tengo una curiosidad muy grande por las drogas, no me llaman la atención. Cuando probé la cannabis, quizás más motivado por saber cómo era, mi experiencia fue mala y por eso no lo he hecho tantas veces.

A pesar de su propia vivencia con la cannabis, el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, a pocos meses de su debut como parlamentario en 2014, presentó un proyecto de ley para legalizar el uso terapéutico de la marihuana y despenalizar el autocultivo para uso recreacional. Hace dos semanas comenzó una campaña para reimpulsar la iniciativa, estancada en su tramitación, justo antes de que el Senda mostrara unas cifras bastante duras: los menores de 18 años en Chile son los que más consumen esta droga en Latinoamérica.

En esta entrevista Mirosevic explica su proyecto, lo enmarca dentro de los que ya ha presentado y que apuntan a las “libertades individuales” como el de eutanasia y matrimonio igualitario, repite varias veces la palabra narcotráfico, crítica la corrupción de las policías en el tema y, al igual que el ex presidente Ricardo Lagos, señala que la única forma para terminar con el narcotráfico es avanzar paulatinamente en la legalización de todas las drogas.

¿Qué hechos motivaron la presentación de su proyecto de despenalización en 2014?
Más que hecho había un compromiso más ideológico de instalar este debate. Lo que sucedió fue que cuando estábamos trabajando el proyecto es que el doctor Milton Flores comenzó a ser enjuiciado por el autocultivo de cannabis. Él es un siquiatra, que tenía en su parcela plantas para consumo personal no para traficar. Y su caso le imprimió una fuerza porque había una tensión mediática sobre el enjuiciamiento a consumidores que no eran traficantes y que estaban siendo criminalizados. Finalmente, él terminó ganando el juicio, fue absuelto pero fue un proceso largo.

Es una lucha ideológica porque responde al debate clásico sobre las “libertades individuales”…
Sí, responde a una agenda liberal que hemos impulsado. Fue el mismo año cuando presentamos el proyecto de eutanasia, matrimonio igualitario y la despenalización de cannabis. Tenía que ver con una orientación hacia la libertad individual, sobre el por qué el Estado tiene que perseguir penalmente a aquellos que son consumidores y no dañan a la sociedad. Hay que dividir entre el narco y el consumidor. Mientras el consumidor no haga daño a la sociedad por qué tenemos que criminalizarlo.

Me imagino que conseguir mayorías en el Congreso evidenciando lo del narcotráfico tiene mucho mayor éxito que el argumento sobre que una persona tiene la libertad para cultivar y consumir cannabis…
Hay gente que está en contra de este proyecto que utiliza la palabra despenalizar o legalizar para olvidar lo que está de fondo que es la regulación. Ese es un intento por hacernos ver como promotores del consumo y no puede estar nada más lejos de lo que queremos hacer. No estamos promoviendo el consumo, de hecho lo estamos disminuyendo porque al regular, reduces el mercado negro, le quitas el mercado a los narcos y eliminas la penetración de ellos en las escuelas, liceos y colegios de Chile y aumente el consumo en menores. Si regulas, entonces reduces el mercado. Y ahí hay control sobre la expansión del consumo, hoy descontrolado.

¿Es tan fácil la ecuación “si regulo baja el consumo”?
No es una ecuación tan fácil claro pero lo que sí está claro es que mantener la cannabis en un mercado negro genera una expansión del negocio mucho más rápida, el narco llega a los colegios de lo que el Estado puede llegar a reprimir. El modelo de negocio de los narcos es muchísimo más eficiente que la represión tardía del Estado. Por lo tanto, la única manera de reducir el consumo es quitarle a los narcos una capacidad y que no sean los agentes de expansión.

¿Por eso cree que subieron las cifras de consumo en menores? Los menores de 18 son los que más consumen marihuana en la región…
Sí, eso se debe en gran medida por la expansión de los narcos. Si reduces esa expansión, menos gente va a tener acceso directo, además tienen un modelo para enganchar a sus clientes. No es una ecuación tan lineal pero, sin embargo, la evidencia dice eso. En Holanda, un país que tiene hace cuatro décadas regulado el consumo y venta de cannabis, tiene menos consumo en jóvenes y adultos que en Chile. ¿Alguien me podría explicar por qué en Holanda, donde está regulado, hay menos consumo que acá? Sería bueno que alguien lo explicara.

¿Le gustaría ver locales de venta, los conocidos coffee shopsholandeses, en Chile?

Es una solución posible, hay que estudiarla bien. Lo que yo quiero ver es un comercio regulado de cannabis y esa es una de las soluciones que debemos estudiar.

Las voces opositoras a su proyecto sacan siempre el tema de que se debe educar sobre el tema primero. ¿Su proyecto contempla planes de educación para informar sobre el consumo de cannabis?
Sí, por eso lo hemos definido como regulación integral. Es decir entendemos que regular no significa que la gente pueda fumar en cualquier parte en la calle, cerca de menores de edad, afuera de un colegio, no, no se trata de eso, busca una regulación estricta e integral. Debe tener un enfoque educativo, nadie está diciendo que consumir marihuana en adolescentes es bueno, todo lo contrario, es muy dañino para el desarrollo del cerebro. Siempre hablamos de uso adulto del cannabis, nunca hemos hablado de menores de edad. Y ahí viene el enfoque de salud pública además de libertad individual y seguridad.

¿Qué modelo le gusta más, el uruguayo –donde el Estado administra la producción y venta- o el canadiense –donde se deja en manos de los privados?
Hay varios modelos. El uruguayo es un modelo donde el Estado tiene el monopolio, el Estado produce –no lo hace directamente sino que a través de licitaciones privadas- pero tiene a cargo la producción, la distribución y la venta es para las farmacias que quieran. Ellos se hacen cargo de toda la cadena. En el caso canadiense igual hay despenalización del autocultivo entonces ya no se recurre a las redes del narcotráfico para abastecerse.

¿Y cuál le gusta más? Pareciera que a una gran parte del Frente Amplio le gusta el modelo estatal de Uruguay…
Puede ser una mezcla, un modelo mixto. La despenalización del autocultivo de todas maneras, después tenemos que ver si la producción y la vente van a ser un modelo estatal. O pueden existir privados, que bajo una estricta regulación, puedan vender como sucede en Chile con el tabaco y el alcohol. Tiene que ser un sistema mixto, bastante integral y que regule toda la cadena de producción.

Siempre da vueltas ese argumento de que tomarse una botella de vino es más dañino para la salud que fumarse un cigarrillo de marihuana. ¿Lo ve así también?
Los estudios que he visto es que efectivamente el alcohol en adultos es una droga que termina siendo más dañino que el consumo de marihuana. Las cifras asociadas al alcohol son mucho más dañinas para la sociedad que las cifras asociadas a la marihuana. Habría que preguntarle al ministerio de Salud sobre cuántas personas han muerto por el consumo de marihuana en Chile versus las que han fallecido por consumo de alcohol. Se van a encontrar con una sorpresa.

El expresidente Ricardo Lagos llegó a la convicción de que la única manera de combatir el narcotráfico era legalizando paulatinamente todas las drogas. ¿Usted también tiene esa postura?
Hay que ir paso a paso. Hay que partir con la cannabis y después tenemos que dar un debate como sociedad sobre qué es lo más inteligente y práctico, sin prejuicios. Hay que regular todo el mercado de las drogas y cuando digo eso no me refiero a que hay que regular la pasta base. Es tan evidente el fracaso mundial de la guerra contra las drogas que se debe pensar en ese punto.

¿Se podría legalizar otras drogas duras como la cocaína, por ejemplo?
Hay que avanzar de a poco, pero no me cierro a un debate de ese tipo. Si este proyecto apunta a combatir la pasta base una droga que fue creada a raíz de la política prohibicionista. En ese sentido, la pasta base se combate regulando todas las drogas. Cuando uno explica a la gente que este proyecto busca regular la cannabis para combatir la pasta base, hace mucho sentido. La pasta base se inventó gracias a la prohibición. Y no lo digo yo, lo dice Milton Friedman, el reconocido economista neoliberal norteamericano. La pasta base, o el crack, es muy perjudicial para la salud. Cuando uno explica eso, la gente lo entiende.

Usted ha hablado de corrupción asociada al narcotráfico, ¿a qué se refiere?

El narcotráfico en todo el mundo requiere de una red de protección institucional. Los casos que hemos visto de corrupción en las fuerzas policiales, en las Fuerzas Armadas, acabamos de ver casos de uniformados vendiendo armas a traficantes, eso está documentado. En los funerales de narcotraficantes se muestran armas, se dispara al aire, y la verdad es que hay que comenzar a fijarse en esta cohabitación entre policías y narcotráfico. Hemos visto en el pasado casos claros de complicidad con los narcos. Todavía son aislados, pero pensar que Carabineros y la PDI van a resolver el problema del narcotráfico está absolutamente fuera de la realidad, es imposible. Con esta política, que apoya el gobierno, ellos se fortalecen, los narcotraficantes requieren del prohibicionismo.

Fuente: La Tercera