Era difícil que Albert Rivera tuviese un control mayor de Ciudadanos del que ya tenía. Pero desde este fin de semana es así. La Asamblea General ha consolidado la nueva estructura del partido, establecido el objetivo de formar gobiernos a partir de 2019 y superado el debate ideológico. Rivera considera que no es solo su partido lo que hay que terminar de edificar, sino que le obsesiona dotar de identidad propia al centro político. Que no sea solo un espacio del descontento. Tras un año en el que el bloqueo político ha desgastado su imagen por el exceso de exposición, lo que tuvo al partido en un marco defensivo, el líder de la formación ha recuperado este fin de semana el tono de antes de las elecciones del 20 de diciembre. Por aquel entonces la demoscopia hizo pensar que el camino podía ser más rápido. Ahora sabe que será largo y empinado, pero en su GPS particular Rivera no ha variado su destino: quiere gobernar.
-Ciudadanos ha aprobado un cambio de ideario, de estatutos y de estrategia. ¿Es una refundación?
—El 90% de la Asamblea aprobó ese ideario, bastante más que el 60% que sacó el de 2007. Y yo también voté a favor de aquello. Hubo un debate de si queríamos un ideario que dijese lo que somos y hace dónde vamos o si queremos algo como el anterior que hable de una plataforma civil o de la historia de nuestro partido. Aprobamos un documento de ideario para el futuro, para marcar un rumbo de 20 ó 30 años. Yo estoy convencido de que nunca vamos a tener más apoyo del que hemos tenido. Fue incluso mejor de lo que yo esperaba.
-¿Pero renunciar a una de las dos fuentes ideológicas no es estrechar la vocación de centralidad?
—En diez años que llevo al frente del partido no recuerdo una sola crónica que hable de Ciudadanos como un partido socialista. Parece que ahora algunos le han dado importancia a eso, pero la realidad es que nunca nos hemos definido como un partido socialista. Tampoco somos conservadores. Lo que definimos este fin de semana es que somos liberal-progresistas. Con este ideario nos parecemos absolutamente a nuestros votantes. Estamos intentando ensanchar la base del centro político con un ideario claro. Si queremos gobernar los españoles tienen que saber que nosotros no queremos subir los impuestos como el PSOE, que los queremos bajar. Tienen que saber que nuestra política social es la del complemento salarial y no la de repartir rentas regalo. Se trata de definir los atributos del centro político para que los españoles en 2019 cuando nos vayan a votar sepan qué vamos a hacer.
-¿No es un espacio muy limitado entre derecha e izquierda?
—La gran lucha que se produce ahora es entre las políticas proteccionistas-populistas y los liberales. Esa va a ser la gran lucha del siglo XXI. Ciudadanos tiene que hacer una política de sociedad abierta, una política de economía de mercado. No poner aranceles ni fronteras. Por eso es importante que Ciudadanos se defina como liberal-progresista, porque ese es el combate de ideas que vamos a tener que dar a los proteccionistas, a los Le Pen, a los Trump, a los Syriza y a los Podemos. Creo que el liberalismo es mucho más potente que los conservadores para ganarle al populismo. Somos un instrumento más moderno, que llega a la clase media y a la gente joven. Podemos y tenemos que dar esa batalla intelectual al populismo y al nacionalismo.
-¿Insistir en la etiqueta progresista es para diferenciarse del PP?
—Es muy respetable que alguien se defina como conservador. Y también que algunos creamos en el progreso. Ser progresista es mucho más amplio, más moderno que el socialismos. En Canadá, Trudeau le ha dado la batalla a los conservadores y ha ganado. Y el socialismo a mi juicio ha ido quedándose obsoleto en los últimos años en Europa. La socialdemocracia ha aportado grandes cosas a la Europa que conocemos, pero se han quedado sin discurso y sin proyecto. Y el liberalismo progresista es la alternativa para la gente que no es conservadora.
-¿Por dónde puede crecer más? ¿Por la derecha o por la izquierda?
—El mapa político ha cambiado tanto que se nos está escapando que el eje ya no es tanto izquierda-derecha, sino un eje generacional, y también un eje urbano-rural. Y un eje proteccionismo-liberalismo. Creo que se ve en el ejemplo de EE.UU. o en positivo en lo que está haciendo Macron en Francia. Se trata más de aglutinar a toda una generación que quiere transformar este país. Ciudadanos tiene una oportunidad en ese cambio de mentalidad del país. Si estás en el centro político yo creo que el espacio puede llegar por ambos lados. Hay mucha gente joven y de mediana edad que se considera progresista pero no comparte las políticas impositivas o territoriales del PSOE. Y por otro lado hay mucha gente que es liberal pero no es conservadora, o que no es inmovilista y quiere luchar contra la corrupción. No es tanto una búsqueda de voto en los demás sino empezar a ver que España está cambiando y seguramente Ciudadanos se posiciona como un partido de futuro. Un partido que conforme pasen los años va a tener más posibilidades. Y en gente joven hay un eje de competición Podemos-Ciudadanos.
-¿Cómo va a subsanar los déficits de la expansión nacional?
—Está bien hacer autocrítica, pero sabiendo lo que hemos hecho. No ha habido ningún experimento político en España que con una sola marca, sin coaliciones ni confluencias haya conseguido 3,5 millones de votos de golpe. Eso es un éxito. A partir de ahí viene una etapa en la que va a haber 17 comités territoriales del partido con capacidad de hacer campañas y de coordinar políticas a nivel municipal y provincial. Igual que voy a delegar en el comité permanente y en el secretario general, creo que también tenemos que confiar más en dotar también de una estructura autonómica potente al partido. Y en las cinco regiones en las que no tenemos representación haremos un plan especial de acción política e institucional para que en 2019 podamos entrar. Un ejemplo de error fueron las gallegas y las vascas, donde no hicimos un plan a dos años. Hay que hacer un trabajo con más tiempo.
-¿Más poder para los territorios? Usted siempre receló de las baronías
—Ciudadanos nace en el fruto de los errores de PP y PSOE, entre ellos éste. A mi no me gustaría ver Ciudadanos derivando en una especie de partido franquicia regionalista en función del territorio donde está. Pero eso debe ser compatible con tener comités territoriales con el autonómico. Una cosa es un partido autonómico y otra ser un partido confederal, donde cada uno dice lo que le da la gana y simplemente comparte unas siglas. Un partido político no es solo compartir siglas, es tener un proyecto para España.
-En la encuesta de GAD3 se valora su trabajo parlamentario, pero eso no se refleja en el voto. ¿Por qué?
—En el voto centrista, en el voto moderado la gente los cambios los hace más poco a poco. En Ciudadanos necesitamos tiempo para que se vea ese trabajo. Siempre dije que si nos veían trabajar la gente confiaría en nosotros. Algunos decían que el centro no existía. Pues no. El mapa político ha venido para quedarse. Ahora tenemos el reto de ser un partido de gobierno.
-¿Cuándo van a llevar al Congreso la limitación de mandatos y los aforamientos?
—Ya hemos discutido la parte jurídica de los textos que vamos a presentar. Y he pedido a mi equipo que antes de que acabe febrero nos sentemos con el PP primero y luego con los otros partidos para buscar consensos en aforamientos. Y en limitación de mandatos lo queremos hacer con una modificación de la ley de gobierno. En la segunda quincena de febrero queremos pedir una reunión y concretar los textos jurídicos y la voluntad de cambiarlo. Si el Gobierno cumple, pues tendremos 169 a favor; en el caso de aforamientos hay que buscar un tercer partido mínimo, y además que no nos bloquee con un referéndum Podemos. Es decir, tenemos que sentarnos los cuatro. Pero lo vamos a impulsar este mes de febrero.
-¿Rajoy se comprometió políticamente a que fuera su último mandato?
—No voy a hablar de Rajoy. Voy a hablar de la ley de gobierno. Y con ella se va a limitar a ocho años y dos mandatos. Eso es lo que está firmado por el portavoz del PP en el Congreso. Hay quien se pregunta si eso afecta o no afecta a Rajoy, porque la norma no puede ser retroactiva. Rajoy el compromiso que tiene es que sea su último mandato. Pero si Rajoy incumple un compromiso político tendrá que explicárselo a los españoles. Lo que está en mis manos es impulsar un cambio en la ley de gobierno. Rajoy puede hacer lo que ya hizo Aznar. Estar 8 años y marcharse. Los militantes y votantes del PP tienen muy presente lo que hizo Aznar, no creo que estemos hablando de algo tan extraño.
-¿Insistirá con la comisión de investigación del PP?
—Ahí tenemos dos vías. La primera, que los escaños del PP cumplan el acuerdo de investidura; y la segunda, que si el PP intentara incumplir hay que buscar una alternativa, que es que el PSOE tiene la iniciativa registrada y que Podemos la apoye. El PP no tiene mayoría de bloqueo. Eso se va a poner en marcha.