Días de conversación son los que se han vivido en Ciudadanos tras la elección del 19 de noviembre. No sólo Andrés Velasco, uno de sus fundadores y máximos referentes, no salió electo en la región del Maule, donde buscaba un puesto en el Senado, sino que también el partido no consiguió los mínimos requeridos por la ley para poder seguir existiendo.
Así, el martes pasado en una reunión donde participó el comité político de la colectividad, se determinó libertad de acción para sus militantes de cara a la segunda vuelta, ya que había opiniones distintas sobre los apoyos; algunos se inclinaron por dar un respaldo explícito al ex Presidente Sebastián Piñera y otros simplemente por guardar silencio.
La incertidumbre duró poco, y el fin de semana se conoció que ingresarán al comité estratégico de Piñera el ex vicepresidente de la DC Juan José Santa Cruz y el ex Mapu Rafael Guilisasti. Ambos serían presentados esta mañana en el comando del candidato de Chile Vamos.
Pero no fueron los únicos que lo hicieron explícito. El coordinador programático del partido, Sebastián Sichel, también dijo que votaría por el ex Mandatario.
Sichel explicó el lunes a La Segunda que “el verdadero plebiscito en la próxima elección es si Guillier tiene la capacidad política y las mayorías para gobernar Chile y llevarnos al desarrollo. Con la minoría parlamentaria que tiene, y habiendo sacado un 22%, es casi imposible que pueda asegurar gobernabilidad en el mediano plazo”, y agregó que “nuestro pronunciamiento tiene que ver con un voto responsable. Que no nos parece adecuado que Guillier gobierne Chile en las condiciones que está”.
Además dijo que “la posición interna (de Ciudadanos) es libertad de acción. Hay gente que se va a sumar al comando de Piñera. Hay otros que van a votar por él. Y hay otros que se van a omitir. Yo voté nulo en primera vuelta y, ante esta disyuntiva, en segunda vuelta prefiero votar responsablemente y hacerlo por Piñera”.
Si bien existe expectación sobre la decisión del ex ministro de Hacienda, en su entorno dicen que sería “difícil” que apoyara una opción de centroderecha.
De todas maneras, hace unos meses Velasco se refirió a Guillier y dijo a “El Líbero” que “cuando Guillier habla de la continuidad de un conjunto de reformas mal pensadas, mal diseñadas y mal llevadas a la práctica, repletas de gustitos ideológicos, la verdad que es muy difícil ver el centro ahí” y añadió sobre la candidatura del periodista que “mi parecer es el mismo de mucha gente en Chile, me cuesta ver en esa candidatura ideas. Se ve una candidatura que nació cansada, cansina, y donde más allá de un esfuerzo por identificarse con lo que va quedando de las maquinarias partidistas de la izquierda, cuesta ver e identificar mucho más”.
Por razones personales, Sebastián Sichel no entrará al comando de Piñera, pero sí lo harán otros en tareas de coordinación, como Jorge Errázuriz y Ricardo Escobar.
En conversación con “El Líbero” el coordinador programático de Ciudadanos explica a qué se refiere cuando dice que esto se trata de un plebiscito con respecto a Guillier.
– ¿A qué se refiere con que esto es un plebiscito sobre Guillier?
– Me refiero a que básicamente, desde mi perspectiva, están en juego dos opciones que ninguna me representa cabalmente. Pero hay una que puede generar más problemas que la otra. La más grave en este caso es que un candidato que saca el 22% en primera vuelta, que tiene menos de un tercio de los parlamentarios, que está horquillado por una coalición como el Frente Amplio -que no es parte de su programa de gobierno, así lo ha dicho explícitamente-, pueda asegurar mantener al menos los estándares actuales de desarrollo.
– ¿Cuáles son esos estándares?
– Lo verdaderamente relevante en esta elección, lo que está en juego, es cómo al menos mantenemos los estándares de libertad y justicia que tenemos actualmente y no retrocedamos. Mi sensación es que en ese sentido la precariedad política, no sólo de Guillier, sino que de la Fuerza de la Mayoría, la debilidad electoral que tuvo y la fragilidad de contenidos, hace que sea algo que no le hace bien a Chile.
– Dice que Guillier está horquillado por el Frente Amplio. ¿La decisión es después de la primera vuelta, entonces? ¿O es por lo que Guillier representa?
– Son las dos cosas. Tiene que ver con sus propios resultados electorales y la falta de claridad. Ha pasado de sopetón, pero lo que le pasa a la Fuerza de la Mayoría es que obtiene el peor resultado posible de la centroizquierda en Chile desde el regreso de la democracia. Y lo segundo es que condiciona su potencial éxito en segunda vuelta a lo que le encuentre correcto o incorrecto el Frente Amplio. Al final, la precariedad electoral sumada a la precariedad política es bastante peligrosa. Ni aunque Guillier prometiera que va a ser el Presidente más liberal de Chile o el que va a construir en estándares de justicia -que es lo que me interesa a mí-, tiene capacidad de hacerlo con la minoría parlamentaria que tiene. Además que se ha instalado en la lógica de la guerra fría, parece ser que la única justificación de su triunfo es no votar por Piñera, lo que me parece el peor de los escenarios posibles, ya que ni siquiera está dispuesto a construir acuerdos con quienes hoy día son la mayoría parlamentaria, que es Chile Vamos. La gran diferencia de gobiernos como el de Patricio Aylwin, en el regreso a la democracia, tiene que ver con eso, que al asumir que no habían mayorías, sabías que tenías que encontrar puntos de acuerdo con quien era tu opositor político en este espacio. Acá al parecer es al revés, más que construir acuerdos con su opositor político, lo que está buscando es construir acuerdos con quien lo polariza más en su potencial gobierno y no lo centraliza o no lo construye en una lógica de consensos. Eso le hace mal a la democracia.
– ¿Le acomoda el mundo de Sebastián Piñera?
– Obviamente el mundo de Sebastián Piñera no es en el que me siento más cómodo para nada, salvo lo que pasa con Evópoli, y cada vez que pienso en Jacqueline Van Rysselberghe me aparece todo lo que no quiero en política. Pero la verdad es que en política también uno tiene que tomar opciones. Anulé en primera vuelta, y la segunda vuelta creo que es transcendental y lo que hay que tomar es una decisión política, omitirse es contribuir a riesgos.
– Entiendo que no va a estar en el comando, pero se puede dar un apoyo pese a las diferencias que manifiesta con la UDI…
– Va a haber algunos que entrarán al comando, otros no. Yo voy a ser bastante pasivo en mi participación, pero la gran posibilidad que uno tiene cuando toma opciones en política es, después de votar, decir ‘yo creo que esto está bien o está mal’, no creo en la táctica de estos centros políticos neutros que lo que hacen es omitirse como el Ñandú escondiendo la cabeza para ver si sobreviven en la próxima elección. Yo al revés, porque tomo una posición política me siento con el liderazgo político y el valor para fijar condiciones, para decir cuando no me parece lo que está pasando. O sea, está en la antípoda de lo que yo creo la agenda valórica de Piñera, o la falta de una vocación real de justicia de algún mundo de la UDI, pero eso no significa que después de decir ‘yo voto por ti’ no pueda hacer una crítica. Así me pasó con Michelle Bachelet, para ser justos. Voté por ella y por eso me sentía con todo el derecho del mundo a levantar la mano y decir que no estaba de acuerdo con la reforma tributaria.
– Sabemos que los apoyos serán individuales, porque Ciudadanos tiene libertad de acción. Pero, ¿qué pasará con Andrés Velasco?
– Se decretó libertad de acción dentro del partido, cada uno está tomando las decisiones que le parezcan más relevantes y creo que lo bueno de Ciudadanos es esta diversidad, que al estar al centro hay multiplicidad de opiniones respecto a quien apoyar o no en segunda vuelta de manera individual. Andrés probablemente, no quiero hablar por él, va a tomar sus decisiones personales -y las comunicará en su minuto-, pero claramente no van en el sentido de apoyar a Sebastián Piñera, supongo, ni a Alejandro Guillier. Pero son opiniones personales y son tan meritorias como las demás de este partido. Creo que la gran gracia de ser liberales, pertenecer a este mundo y encontrarnos en esta coyuntura, es que la situación ideal sería tener un candidato propio, con programa propio, no se dio, sino que al revés, lo que tenemos que ver es a quién ayudamos a construir mayorías y eso ha sido una decisión individual.