Inicio Entrevistas Ex Ministro liberal colombiano: “Es el momento de las coaliciones”:

Ex Ministro liberal colombiano: “Es el momento de las coaliciones”:

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El saliente ministro del Interior no descarta una precandidatura presidencial, dice que no se puede permitir que se haga trizas la paz y asegura que el uribismo representa lo más reaccionario de la sociedad.

¿Cuál va a ser su futuro político en la inmediatez, mientras llega la campaña electoral, luego de su renuncia como ministro del Interior?

Cumplimos una tarea en el Ministerio defendiendo la paz, el diálogo social con las comunidades, la seguridad ciudadana y los derechos de las minorías. Llegada la fecha de inhabilidades, consideré conveniente retirarme del cargo para no tener las ataduras y las limitaciones para opinar, y así poder defender lo que se ha alcanzado en estos años con la paz. Tenemos que unir esfuerzos entre colombianos y dirigentes políticos ante la oportunidad irrepetible de superar el conflicto y de transformar la sociedad colombiana. Por eso tomé la decisión de salir a las calles a defender esas propuestas.

¿Eso significa que va a participar en la consulta del Partido Liberal como precandidato presidencial?

Los temas de candidaturas o consultas serán decisiones que vendrán en el camino. Por el momento, me parecía importante no inhabilitarme y actuar con total transparencia, no hacer política desde el Ministerio del Interior, sino retirarme para estar en los foros, en las calles, en las universidades, y defender lo alcanzado.

Hablaba usted de una gran unión de fuerzas políticas de cara a las elecciones de 2018. ¿Cómo es esa propuesta de coalición?

Así es. Este no es el momento de los partidos sino de las coaliciones. Hay que ampliar las fronteras y hacer apertura mental. No podemos permitir, como algunos están señalando, que hagan trizas lo que se ha alcanzado en el país en estos siete años en materia de paz. Se han salvado miles de vidas humanas y podemos salvar muchas más hacia el futuro. Por eso, lo peor que le podría pasar a Colombia es retroceder en 2018 a las épocas del año 2010. Eso no es lo conveniente. Si bien es cierto que hay que concentrarse en otros temas fundamentales, como la corrupción, la descentralización y la reforma a la justicia, por ejemplo, para acabar con la impunidad, todos son asuntos que sólo podremos hacer si superamos definitivamente el conflicto. Por eso hay que acelerar la implementación. Para ello necesitamos el concurso de todos: del Partido Liberal, de los partidos de izquierda, del Polo, de la Alianza Verde, y hacer esa gran coalición.

El único partido que ha hablado de hacer trizas el acuerdo es el Centro Democrático. ¿Eso significa que, entonces, se debe cerrar todo tipo de diálogo con el uribismo de cara a 2018?

El Centro Democrático significa hoy en Colombia el retorno al pasado, a las épocas de la guerra, el no reconocimiento del conflicto armado ni de sus víctimas. Ellos representan el statu quo en el país. Aquí hay que avanzar en reformas y el Centro Democrático encarna —lo digo con respeto— a la derecha, representa lo más reaccionario de la sociedad colombiana en muchos aspectos y de lo que se trata es de construir una gran coalición progresista, de avanzada, que entienda que la paz es necesaria, que es indispensable —aunque no suficiente— para que demos un salto cualitativo como sociedad.

Es decir, usted cree que el uribismo retomará su campaña política basada en el temor, como ocurrió en el plebiscito del 2 de octubre, según varias voces que acompañan el Acuerdo de Paz…

No me cabe la menor duda. Y no sólo en el temor: en las mentiras, en la distorsión de la realidad de los hechos, en la cual, dicho sea de paso, han sido muy eficaces.

A propósito: ¿qué opina de las declaraciones de Jorge Enrique Vélez, director de Cambio Radical, en contra del acuerdo de paz con el Eln y su intención de pedirle a Germán Vargas Lleras que levante la mesa de diálogos si llega a ser el próximo presidente de Colombia?

En primer lugar, el proceso con el Eln es muy importante para alcanzar la paz integral. Hay voluntad política del Gobierno para avanzar en estos acuerdos y en la posibilidad de un cese del fuego. Pero, obviamente, entramos en una época electoral, y allí van a surgir declaraciones como las del presidente de Cambio Radical, dependiendo de la ubicación política y de las posibilidades del acuerdo. Entonces, lo que diría es que esas declaraciones deben servirle al Eln para que entienda que es importante avanzar rápidamente durante este gobierno para conseguir acuerdos, para tener hechos concretos de paz y no retórica, y que consolidemos y blindemos lo que se pacte, independientemente de cuál sea el Gobierno de turno de 2018.

Pero lo cierto es que la postura de Cambio Radical sí va en contravía del presidente Santos…

Lo que creo es que Cambio Radical ha venido acompañando en el Congreso la agenda de paz y espero que ahora, con el nuevo ministro del Interior, sigan acompañando esa propuesta.

¿No le preocupa que ni el Centro Democrático ni Cambio Radical descarten hacer coaliciones entre ellos para el año entrante?

Hay que esperar y escuchar al verdadero jefe de Cambio Radical.

Aunque usted deja el Ministerio, sigue en la Comisión de Seguimiento de los Acuerdos de Paz. En lo que ha hablado con las Farc, ¿se va a cumplir el día D+180, que marca la dejación de armas?

El Gobierno ha venido cumpliendo sus compromisos, como también el Congreso y las propias Farc. Entendemos las dificultades y la incertidumbre que generó en las filas de las Farc el fallo de la Corte Constitucional respecto al fast track, pero lo importante es la decisión y la voluntad de las partes en la Comisión de Seguimiento de cumplir con los acuerdos. En este caso, esperamos que las Farc cumplan con los compromisos en lo que tiene que ver con el día D+180.

O sea que, ¿es posible que se acabe la “asamblea permanente” en la que se declaró la guerrilla a raíz de la decisión de la Corte?

Hay un proceso de dejación de armas, de desmovilización, y tenemos que definir cómo avanzamos para que las zonas veredales se conviertan en centros integrales de capacitación y reincorporación para los guerrilleros que dejen las armas, y en cómo utilizamos esa infraestructura, para que las comunidades también las puedan utilizar. Estamos consolidando un catálogo de decisiones que nos deben llevar a garantizar que se presente el desarme, que se den las seguridades jurídicas y físicas para que se dé la reincorporación. La prórroga que ellos piden aún se está definiendo.

En el Congreso surgieron voces críticas en torno al nuevo ministro, Guillermo Rivera, porque dicen que está muy joven y no tiene el mismo nivel de jerarquía para lograr las mayorías a favor de la paz. ¿Cómo lo ve?

Siempre hay dificultades y cuando estas surgen se sale a anunciar la ruptura de la Unidad Nacional y la disolución de las mayorías del Gobierno en el Congreso. Eso no ha sucedido en estos años y no sucederá bajo la conducción de Guillermo Rivera. Él es un hombre del Congreso, lo conoce, sabe del proceso de paz. Tiene el liderazgo suficiente para asumir esa tarea que, claro, es muy difícil en época electoral. Pero estoy seguro de que saldrá adelante. Yo, en todo caso, no soy de los que creen que hay hombres irreemplazables.

En medio de las discusiones del Acuerdo de Paz, las Farc insisten en la repatriación de “Simón Trinidad”…

Eso no está contemplado.

¿Qué lectura hace de las encuestas electorales que se han revelado estos últimos días?

No soy de los que salen a elogiar las encuestas cuando me favorecen y a criticarlas cuando no salgo bien registrado. Son un instrumento idóneo para medir en un determinado momento las circunstancias, pero las encuestas no son infalibles. Han demostrado que se equivocan y de qué manera. Son un instrumento necesario, pero no la última palabra en política y, la verdad, debo decir con franqueza que después del referendo quedé bastante incrédulo con ellas.

Además de eventual precandidato presidencial, su nombre suena para asumir las riendas del Partido Liberal. ¿Lo espera una disputa en ese sentido con el expresidente César Gaviria?

En eso seré claro: no. No aspiro a la jefatura del partido. El expresidente Gaviria tiene toda la capacidad, el liderazgo y la autoridad, y el liberalismo necesita una jefatura única.