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La forja de Macron

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Merece la pena relatar la anécdota, porque dice mucho sobre cómo se ha forjado este hombre un destino que debe algo a la oportunidad pero nada al azar.

Estamos en noviembre de 2014. Le Soir, Le Nouvel Observateur y De Standaard organizan un coloquio de dos días sobre el futuro de Europa, que sienta en el banquillo a la nueva Comisión de Jean-Claude Juncker. Es una buena ocasión para invitar al joven francés que acaba de ser nombrado ministro de Economía en sustitución de Montebourg, aquel que creía tener el cielo presidencial abierto recurriendo a la provocación y jugando a ser rebelde. Macron se apresura a aceptar la invitación y nos recibe en Bercy para una entrevista con la que quiere establecer su perfil europeo. Nos vende su idea del New Deal europeo: “Eso quiere decir, en el caso de Francia, llevar a cabo las reformas que siempre ha rechazado. Modernizar nuestra economía, hacerla más productiva, desbloquearla. Es fundamental para nosotros y para recuperar la confianza de nuestros socios. En Europa, el New Deal implica poner en marcha un programa ambicioso. Si hacemos verdaderas reformas en Francia, estaremos legitimados para exigir inversiones reales en Europa”. Al oír hablar al presidente francés junto a Angela Merkel el lunes pasado, es evidente que no ha cambiado un ápice de su discurso.

Volvamos a noviembre de 2014. Al terminar la entrevista, le decimos a su jefa de prensa que, si el ministro quiere dirigirse a un público europeo más amplio, se está constituyendo una asociación de periódicos precisamente para generar y alimentar una opinión pública europea. “Mensaje recibido”, contesta.

«El euro se fundó a partir de un acuerdo francoalemán, pero con una ambigüedad típicamente europea», decía Macron

A principios de junio de 2015, llega una llamada de París. La jefa de prensa de Macron pregunta: “¿Está en marcha su asociación de periódicos europeos?”. El ministro francés de Economía va a Alemania y ha firmado una carta blanca junto con su homólogo alemán, Sigmar Gabriel, a la que desean dar la mayor difusión posible. El llamamiento político Una Unión solidaria y diferenciada aparece simultáneamente el 4 de junio en nuestros siete diarios, además de —a petición de Macron— The Guardian. En este texto, los dos ministros, “frente a unas cifras de paro inquietantes y una salud económica que empuja a cada Estado miembro a marcharse”, piden la creación de un presupuesto común para toda la eurozona. Hacen la siguiente constatación: “El euro se fundó a partir de un acuerdo francoalemán, pero con una ambigüedad típicamente europea. Por eso Francia y Alemania tienen la responsabilidad de paliar las carencias de la moneda única. La agenda de convergencia entre los Estados miembros sentaría las bases de un presupuesto común para toda la eurozona, condición necesaria para que nuestra unión monetaria sea eficaz. El presupuesto tendría dos apartados, el de la producción, para sostener inversiones, y el de la estabilización, con estabilizadores automáticos europeos. El presupuesto tendría recursos propios y capacidad de endeudamiento. No podría ni debería eximir a los Estados miembros de la disciplina presupuestaria nacional”.

Un año después, varios días antes de la edición de 2016 de nuestro coloquio Soir-Standaard-L’Obs, nos contacta el asesor europeo de Macron, que ya no es ministro y preside En Marche!: “Emmanuel Macron estará en Bruselas en las mismas fechas de sus jornadas y le encantaría intervenir en ellas”. De modo que allí comparece el que aún no es candidato, de nuevo sobre el escenario de Bozar, para debatir con la comisaria Vestager y mostrar su mejor perfil europeo a los periodistas.

Esa tarde, hablando con Carlos Moedas, comisario de Tecnología, que participa en la mesa redonda, predecimos: “Este escenario de Bozar da buena suerte y asegura un futuro brillante a quien lo pisa. Fíjese en el camino que han recorrido sus interlocutores: la señora Vestager, prácticamente desconocida hace dos años, es hoy una de las figuras más poderosas del planeta y posible futura presidenta de la Comisión. Lo mismo puede decirse de Macron, cuyo nombre no conocía apenas nadie y que podría ser el próximo presidente de Francia”. Y así ha sido.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/05/18/opinion/1495132766_050555.html